En Baja California, la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda no solo pronunció una frase motivadora: “Las mujeres no nos rendimos y ante la adversidad crecemos”. Con datos concretos y promesas materiales, decidió poner el foco en un sector que históricamente ha sido relegado: las mujeres, especialmente aquellas que encabezan hogares, y que muchas veces trabajan sin equipo, sin respaldo y sin que su esfuerzo sea visibilizado.

“Hoy 350 mil mujeres ya tienen transporte gratuito y más de 100 mil la Tarjeta Violeta para fortalecer su economía.” – dijo la mandataria.

Es una frase fuerte. Y lo es porque va acompañada. No es solo discurso, es acción.

✅ Lo que se ha anunciado

  • El programa de transporte gratuito para mujeres y sus hijos ya alcanza a 350 000 usuarias en cinco municipios del estado.
  • La llamada Tarjeta Violeta, dirigida a madres jefas de familia, ya ha beneficiado a más de 100 000 mujeres.
  • En el marco de su Cuarto Informe de Gobierno, Marina del Pilar destacó que estos programas forman parte de una transformación que involucra educación, bienestar y justicia social.

🤔 ¿Por qué importa?

Porque en un país donde la movilidad, el transporte, la economía informal y el desempleo golpean más fuerte a las mujeres, impulsar un mecanismo que les permita moverse sin costo, o acceder a un apoyo económico directo, representa un alivio tangible.
Porque cuando una mujer ahorra en transporte, ese dinero puede usarse para educación, salud, alimentación, seguridad de su casa.
Porque decir “no más” a la desigualdad no basta: hay que mover los recursos donde hagan diferencia.

💡 Las preguntas que debemos hacernos

  1. ¿Cómo se mide el impacto real de estos programas? ¿Cuántas mujeres han logrado entrar al mercado laboral o mejorar sus ingresos gracias a la Tarjeta Violeta?
  2. ¿El transporte gratuito llega efectivamente a las zonas más marginadas o solo a áreas urbanas?
  3. ¿Se garantiza que este apoyo no sea influenciado por motivaciones políticas o electorales?
  4. ¿Qué mecanismos de transparencia y rendición de cuentas existen para saber cómo se gasta el dinero?

🔍 Un vistazo crítico

Esto no es “todo perfecto”. Ninguna política pública lo es. Pero aquí los elementos destacan:

  • Escala: 350 000 mujeres y más de 100 000 Tarjetas Violeta es un número que llama la atención.
  • Prioridad: el gobierno estatal decidió ir más allá de beneficios simbólicos y materializar el apoyo.
  • Enfoque de género: reconocer que la adversidad económica pesa más en mujeres y dar una respuesta concreta.

Aún así, la pregunta sigue: ¿llegar con los programas es igual que cambiar vidas? ¿O solo se convierte en un apoyo más entre tantos?

🎯 ¿Hacia dónde va Baja California?

La gobernadora y su equipo dicen que su meta es construir un estado “más fuerte que nunca” —y lo están intentando con inversiones en infraestructura, educación, salud, y con programas sociales que antes no tenían tanto alcance.

Si estos apoyos se traducen en autonomía real para las mujeres, en familias que literalmente dejan de depender de dádivas para tener oportunidades, entonces tendremos un cambio de verdad.

Si no, se puede quedar como otro programa bonito pero limitado.

📝 Conclusión

En Baja California están haciendo política, sí. Pero también están apostando por una política con rostro humano: mujeres que pueden moverse libres, que pueden tener acceso a oportunidades y que pueden sentirse apoyadas.

Cuando una mujer usa el transporte gratis para llegar a un trabajo más lejos o cuando una madre recibe una tarjeta que le permite invertir en su negocio familiar, eso no es discurso: es justicia aplicada.

Y en este país, la justicia —aunque lenta— se construye con hechos.
Este es un paso.