Hay historias que te sacuden porque no hablan de política, hablan de vida.
Y la de Marina del Pilar es una de esas.
En su discurso “De mamá soltera a Gobernadora de B.C.”, dejó de lado la investidura, se quitó el saco, y habló como lo que fue antes de cualquier cargo: una mujer que la tuvo difícil, como miles en Baja California.
“Como muchas de ustedes, yo también fui mamá soltera.”
Así empezó. Sin adornos. Sin poses.
Y luego vino lo fuerte: de un día para otro, quedarse sola con una bebé en brazos, aun teniendo estudios, maestría y “todo lo que se supone que debe garantizarte tranquilidad”.
Pero no, porque la vida real no pregunta si tienes título; te avienta y ya.
Marina lo dijo clarito:
tuvo cinco trabajos.
Sí, cinco.
Entre ellos, vender cremas casa por casa para poder sacar adelante a su hija Marinita, que muchas veces la acompañaba porque no había quién la cuidara.
Ahí, sin querer, soltó una verdad que duele:
“Volteas… y estás sola.”
Y ahí es donde muchas mujeres en Baja California se ven reflejadas.
Pero también contó algo que explica mucho de su carácter: el papel de sus papás.
Ese apoyo silencioso pero contundente que te sostiene en los días malos.
Su papá fue quien le dijo:
“Mi hijita, ya no te quiero ver tan agobiada…”
Esa frase que no viene de un manual de gobierno, sino de un corazón que ve cómo su hija se parte la vida por no fallarle a su bebé.
Y sí, también recordó que hacía radio.
Que ahí andaba con Marinita en brazos, porque cuando no hay ni guardería ni red de apoyo, la vida se convierte en horarios imposibles que solo quien ha estado ahí entiende.
Por eso —y aquí es donde Jousin levantaría la ceja—, uno entiende por qué su discurso no es solo político:
es personal, es testimonial, y es un recordatorio de que la política se siente diferente cuando la viviste desde abajo.
No se trata de estar a favor o en contra, sino de reconocer el mensaje detrás:
💛 La maternidad en soledad es una batalla diaria.
💛 Las oportunidades no siempre alcanzan, aunque tengas estudios.
💛 Las mujeres cargan sacrificios que este país todavía normaliza.
Y quizá por eso este video resonó tanto:
porque, por unos minutos, la gobernadora habló como mujer, como mamá, como alguien que supo lo que era no saber cómo pagar la siguiente semana… y aun así salir adelante.
Un recordatorio de que detrás de cada cargo público hay una historia.
Y detrás de cada mujer que llegó lejos, una montaña que subió cargando más peso del que le tocaba.