Hoy Tijuana dio un paso enorme por quienes no tienen voz. El alcalde Ismael Burgueño Ruiz encabezó la rehabilitación del Centro de Control Animal, un proyecto con inversión de 3 millones de pesos que moderniza las instalaciones y mejora el cuidado de cientos de animales que llegan buscando una segunda oportunidad.
Durante el evento, se develó una escultura en honor al respeto hacia los seres sintientes —un símbolo de que esta ciudad está cambiando su manera de ver a los animales: ya no como cosas, sino como vidas que merecen dignidad.
“Desde que iniciamos esta administración, dijimos no más maltrato animal. Hoy reafirmamos ese compromiso con hechos, no con palabras”, dijo Burgueño Ruiz, destacando el respaldo de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, quien impulsó reformas que reconocen la protección animal como un derecho constitucional.
El nuevo espacio contará con área de cuarentena, módulos rehabilitados para perros y gatos, un paseo canino, y espacios para el manejo seguro de desechos biológicos. Nueve años tuvieron que pasar para ver estas mejoras… pero llegaron.
CERO TOLERANCIA AL MALTRATO
Tijuana mantiene una política clara: quien maltrata a un animal, enfrenta consecuencias.
El gobierno municipal trabaja junto con la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y Contra los Animales, además de capacitar a policías, jueces e inspectores para actuar con sensibilidad y firmeza en estos casos.
Por primera vez, también se formó un Consejo Consultivo Municipal de Protección Animal, donde asociaciones civiles y ciudadanos tienen voz en las decisiones.
La directora de Salud Pública, Viridiana Flores Flores, reconoció el apoyo del alcalde y de la Síndica Procuradora, Teresita Balderas, para que este proyecto fuera una realidad.
El secretario de Salud estatal, José Adrián Medina Amarillas, aplaudió el esfuerzo:
“Esto no solo es infraestructura, es una muestra de humanidad y conciencia. La adopción y protección animal también son parte del bienestar social”, afirmó.
UN TRABAJO DE CORAZÓN
En el evento se reconoció a asociaciones y rescatistas que llevan años trabajando desde el amor y la empatía, salvando vidas con recursos propios.
Porque el cambio empieza así: con una administración que escucha, con activistas que no se rinden y con una ciudadanía que entiende que una ciudad que respeta a sus animales, es una ciudad má
 
						 
 
							 
			 
			 
			