Hay historias que te regresan la fe en el trabajo duro, en el barrio, en la familia… y esta es una de ellas.

En pleno corazón de la Zona Centro, Marco Antonio, mejor conocido como el Willy Wonka Mexicano, está haciendo ruido —del bueno— con su negocio: La Fábrica de Dulces.
Lo que empezó siendo un puesto humilde como camotero en un tianguis, hoy es un taller de tradición mexicana donde no solo se vende dulce… se enseña a hacerlo.

Sí, así como lo lees:
Marco Antonio, autodidacta, terco y apasionado, junto a su familia, ahora son maestros de alumnos de gastronomía de la UABC, compartiendo el arte de preparar dulces tradicionales mexicanos.
De vendedor ambulante… a formador de chefs.

Una historia que no solo inspira: te recuerda que en Tijuana el talento nace en cualquier esquina y que cuando la gente trabaja con amor y disciplina, las puertas se abren solitas.

La Fábrica de Dulces no es solo un negocio:
es un recordatorio de que la cultura, la tradición y el sabor también se enseñan, se comparten y se heredan.

Orgullo Tijuanense nivel: dulce cristalizado. 🍭🔥