Hay activaciones navideñas… y luego está Christmas Dreams Experience, que parece que alguien dijo: “¿y si hacemos Navidad, pero en esteroides?”, y lo hicieron. En serio: un árbol gigante repleto de luces, personajes caminando como si anduvieran trabajando en el Polo Norte, túneles brillantes y un montón de spots para fotos que parecen diseñados para que tu feed parezca portada de película.
Esto está pasando en St. Andrews School, de 5 a 9 de la noche, todos los días hasta el 30 de diciembre. Y si te estás preguntando si vale la pena lanzarte: sí. Aquí la Navidad no se ve, se respira.
Lo primero que te recibe es un pino navideño enorme, del tamaño de los que uno pensaba que solo existían en las películas gringas. Iluminado, lleno de esferas gigantes, y a un lado una estructura por donde entran y salen familias como si fuera la puerta secreta a un cuento navideño.
Y lo mejor es que no es nomás ver luces y ya. Hay personajes, hay interacción, hay familias tomándose fotos por todos lados. Todo está pensado para que te la pases caminando, descubriendo rincones, tomando foto tras foto y, si vas con niños, que salgan creyendo firmemente que Santa vive aquí a unas cuadras.
Lo interesante es que lo montaron dentro de un colegio, pero la producción no le pide nada a un parque temático. Detalles cuidados, iluminación pareja, música y ambientación que hacen que todo se sienta inmersivo. Se nota que está hecho con cariño… y con presupuesto.
Así que si andabas buscando un lugar navideño que realmente se sintiera diferente, con buena vibra y perfecto para ir en familia o en pareja, Christmas Dreams Experience es ese lugar. Solo tienes hasta el 30 de diciembre. Ve temprano, porque se llena, y porque la magia navideña se disfruta mejor sin prisas.